Un alma errante cap.3
Página 1 de 1.
Un alma errante cap.3
Capítulo 3
Benditos 14 cuando mi única preocupación era aprobar los exámenes y salir de fiesta, por esos años aún creía que el mundo se podía cambiar, pero no tardé mucho en descubrir que, por mucho que me duela, esto era utópico y no porque no pudiese ser, sino porque nadie quería que fuese, pero lo que en ningún momento me imaginé es que iba a acabar en un callejón de Nueva York con un disparo, es impensable cuantas equivocaciones se pueden cometer desde aquel adiós en el aeropuerto hasta ahora, pero aquí estoy en una cama de hospital y sin nadie a mi lado.
Te preguntarás, o al menos yo me pregunto como he llegado a este punto, bien pues todo comenzó cuando tenía 18 años, mi mayor deseo siempre había sido vivir en el extranjero, no sabía muy bien en que país, solo sabía que tenía que estar lejos de España y lo conseguí, así que metí cuatro cosas en una maleta y cogí un avión a EEUU.
Cuando llegué estaba totalmente desorientado, y llovía a mares así que me metí en el primer motel que encontré. A la mañana siguiente ya había dejado de llover, así que me dirigí a la calle para comprar algún periódico donde poder buscar trabajo, la calle estaba llena de prostitutas con sus clientes, de camellos con sus yonquis y de viejos con sus perros, no me llames egocéntrico, pero cuando salí todos se quedaron mirándome.
Cuando ya llevaba, no sé por lo menos 3 meses, ya era uno más, había alquilado una habitación en un “piso” que compartía con otros 4 tíos en la misma calle del motel, estaba en los suburbios de Nueva York, y en el había gente genial y otra no tanto y aunque no lo creas dentro de la gente indeseable no se encontraban ni la prostitutas ni los yonquis, en este grupo estaban los ricos a base de robar, extorsionar a los negocios y a la gente del barrio, era una verdadera mafia a la que todo el barrio les teníamos que pagar para que no nos hicieran nada, y que además controlaba el negocio de los pisos en alquiler, a los que ponían unos precios extremadamente altos.
Encontrar trabajo fue más fácil de lo que esperaba, curraba en una pizzería de martes a domingo, el sueldo era una mierda pero tampoco esperaba mucho más.
Hasta ese momento todo iba bien pero a partir del quinto mes o así las cosas empezaron a ponerse feas, la ciudad pudo conmigo, comencé a sentir más soledad de la normal, ha echar de menos mi anterior vida, algo que nunca creí que ocurriría, y no porque fuese mala, que era genial, pero era una vida aburrida, tenía todo lo que quería pero a la vez no tenía nada que fuese mío, nada que yo hubiese conseguido con esfuerzo. Empecé a beber demasiado y ha meterme de todo, creía que lo controlaba porque al principio solo lo hacía los domingos por la noche, pero las cosas se me empezaron a ir de las manos, gastaba más de lo que ganaba, así que tenía deudas por todos sitios y con la gente equivocada, llegaba tarde al trabajo y terminaron por echarme.
Me pasaba el día de una calle a otra, como un alma errante como diría un amigo mío, ni siquiera yo sabía que buscaba porque hace mucho que ya nadie me ofrecía un trabajo, pero quien iba a contratar a un yonqui, así que para conseguir dinero para una dosis me dedicaba a robar pequeños supermercados. Y cuando parecía imposible que las cosas pudieran empeorar más, me pillaron robando, me tuvieron cuatro meses, ahí fue donde me di cuenta de que realmente era así como se supone que tenía que ser, en un lugar donde nadie cree en mí
Benditos 14 cuando mi única preocupación era aprobar los exámenes y salir de fiesta, por esos años aún creía que el mundo se podía cambiar, pero no tardé mucho en descubrir que, por mucho que me duela, esto era utópico y no porque no pudiese ser, sino porque nadie quería que fuese, pero lo que en ningún momento me imaginé es que iba a acabar en un callejón de Nueva York con un disparo, es impensable cuantas equivocaciones se pueden cometer desde aquel adiós en el aeropuerto hasta ahora, pero aquí estoy en una cama de hospital y sin nadie a mi lado.
Te preguntarás, o al menos yo me pregunto como he llegado a este punto, bien pues todo comenzó cuando tenía 18 años, mi mayor deseo siempre había sido vivir en el extranjero, no sabía muy bien en que país, solo sabía que tenía que estar lejos de España y lo conseguí, así que metí cuatro cosas en una maleta y cogí un avión a EEUU.
Cuando llegué estaba totalmente desorientado, y llovía a mares así que me metí en el primer motel que encontré. A la mañana siguiente ya había dejado de llover, así que me dirigí a la calle para comprar algún periódico donde poder buscar trabajo, la calle estaba llena de prostitutas con sus clientes, de camellos con sus yonquis y de viejos con sus perros, no me llames egocéntrico, pero cuando salí todos se quedaron mirándome.
Cuando ya llevaba, no sé por lo menos 3 meses, ya era uno más, había alquilado una habitación en un “piso” que compartía con otros 4 tíos en la misma calle del motel, estaba en los suburbios de Nueva York, y en el había gente genial y otra no tanto y aunque no lo creas dentro de la gente indeseable no se encontraban ni la prostitutas ni los yonquis, en este grupo estaban los ricos a base de robar, extorsionar a los negocios y a la gente del barrio, era una verdadera mafia a la que todo el barrio les teníamos que pagar para que no nos hicieran nada, y que además controlaba el negocio de los pisos en alquiler, a los que ponían unos precios extremadamente altos.
Encontrar trabajo fue más fácil de lo que esperaba, curraba en una pizzería de martes a domingo, el sueldo era una mierda pero tampoco esperaba mucho más.
Hasta ese momento todo iba bien pero a partir del quinto mes o así las cosas empezaron a ponerse feas, la ciudad pudo conmigo, comencé a sentir más soledad de la normal, ha echar de menos mi anterior vida, algo que nunca creí que ocurriría, y no porque fuese mala, que era genial, pero era una vida aburrida, tenía todo lo que quería pero a la vez no tenía nada que fuese mío, nada que yo hubiese conseguido con esfuerzo. Empecé a beber demasiado y ha meterme de todo, creía que lo controlaba porque al principio solo lo hacía los domingos por la noche, pero las cosas se me empezaron a ir de las manos, gastaba más de lo que ganaba, así que tenía deudas por todos sitios y con la gente equivocada, llegaba tarde al trabajo y terminaron por echarme.
Me pasaba el día de una calle a otra, como un alma errante como diría un amigo mío, ni siquiera yo sabía que buscaba porque hace mucho que ya nadie me ofrecía un trabajo, pero quien iba a contratar a un yonqui, así que para conseguir dinero para una dosis me dedicaba a robar pequeños supermercados. Y cuando parecía imposible que las cosas pudieran empeorar más, me pillaron robando, me tuvieron cuatro meses, ahí fue donde me di cuenta de que realmente era así como se supone que tenía que ser, en un lugar donde nadie cree en mí
PaulaGDpunk- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 04/08/2008
Edad : 33
Localización : Cantabria
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.