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talismán de fe (Parte IV)

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Mensaje  Mouli Vie Mayo 08, 2009 10:15 pm

tocó la puerta y entró al escuchar la respuesta.
Roger estaba parado frente a la gran ventana que daba directamente al río, observando la ciudad perdidamente. Al escuchar que Scarlett cerraba la puerta detrás de ella, se dio vuelta y se sentó en la silla de respaldo alto indicándole a la joven hacer lo mismo en una de las dos sillas frente a él.
_ ¿Cómo has estado, Scarlett?_ preguntó el hombre. Tenía unos cincuenta años, pero parecía más viejo, quizás debido a la prominente calva y a las arrugas a los lados de los ojos. Llevaba el bigote cano y el poco pelo que le quedaba era completamente blanco. Durante veinticinco años de servicio, el constante estrés y preocupaciones, había dejado profundas huellas en él, pero aún así, ardía en sus sabios ojos una llama de pasión por su trabajo. Tenía un sentido del humor que le gustaba mucho a Scarlett.
_ Muy bien_ contestó ella tomando asiento_. Me extrañaba que no me llamaras hacía tiempo_. Scarlett trató de que esto último no sonara a reproche, pero era verdad. Hacía ya varias semanas se dedicaba solamente a hacer trabajos administrativos, y su carácter inquieto deseaba fervientemente una ocupación más excitante.
_ Consideré que después de tantos años ininterrumpidos de trabajo quizás querrías descansar unos días_ agregó este guiñando un ojo. A pesar de que sus superiores lo habían presionado para aceptar a la joven en la agencia hacía varios años por obvia intervención de su padre, ella había demostrado inmediatamente, que tenía los medios para hacerse valer por sí misma. A Molbrew le agradaba esta dedicación, y pronto la había considerado para los trabajos más complicados que les llegaban.
Ella sonrió. Sin duda era hermosa. Cualquier hombre hubiera querido tener alguna relación con ella, incluso Molbrew, si ella no hubiera sido hija de uno de los empresarios más ricos y mejor conectados políticamente, que con sólo un chasquear de dedos lo habría hecho perder el trabajo, y echaría por el piso sus ilusiones secretas de obtener algún cargo político.
_ Además, estaba esperando que llegara aquí un caso capaz de mantenerte ocupada por más de una semana_ agregó sonriendo_. Lamentablemente para ti, acaba de llegar uno.
“Antes de ayer, en París, cinco profesores de la Universidad de esa ciudad, fueron asesinados bajo extrañas circunstancias_ hizo una pausa para estudiar la reacción de la joven, pero esta no mostró señales de que esto la sorprendiera. Al parecer, el trabajo en INTERPOL durante todos esos años había templado su forma de ser y habían disminuido la capacidad de sorprenderse fácilmente. Molbrew sonrió de nuevo antes de continuar_. Petrovic, Gautiere, Dupons, Lacroix y Furlont fueron asesinados de la misma forma. A los cinco les abrieron la garganta con algún objeto cortante muy afilado, y se presume que en los cinco casos fue la misma arma, y que el asesino en las cinco ocasiones fue el mismo.
Esta vez, Scarlett se acomodó inquieta en la silla. Reconocía esas descripciones. Tres años antes había investigado un caso similar en la ciudad de Edimburg, en Escocia, donde un asesino había asesinado a dos activistas de la integración interreligiosa cristiana-islámica cortándoles la tráquea y la arteria aorta.
En esa ocasión, Scarlett tuvo que darse por vencida después de meses de investigación, si bien había comprobado que el autor de los crímenes era Al-Salil, La Espada Desenvainada, un asesino internacional al servicio de una secta islámica caracterizado por la profesionalidad de sus trabajos, en los que mataba limpiamente en un solo movimiento y no dejaba huellas incriminatorias.
_Si_ dijo Molbrew asintiendo como si leyera sus pensamientos_. Creemos que fue Al-Salil. Ese maldito árabe loco recorrió París a pie en una noche matando a los cinco pobres hombres. El proceder fue el mismo que en el caso de Edimburg en el 2005, y creemos que las razones fueron las mismas, ya que los cinco profesores participaban en estos días de un proyecto sobre la interacción cristiana-islámica durante el período de las expediciones militares a Tierra Santa.
“Al parecer, esos psicópatas árabes encontraron alguna amenaza en ese proyecto y eliminaron a los cinco profesores. La policía de París está encargándose en este momento, pero creo que tu experiencia con este tipo sería crucial. Viajarás inmediatamente a París, donde te pondrás en contacto con los detectives a cargo del caso.
Scarlett meditó un segundo. Existía la posibilidad de que ese caso rompiera las posibilidades de cumplir con la promesa que le acababa de hacer a su hermano. “A no ser”, pensó apresuradamente,” que traiga a Matt conmigo”. Esa sería una solución excelente para sus dos problemas principales. En París, mientras ella se ocupaba en su trabajo, Matt podría alejarse de los problemas con mujeres, y dar una vuelta por la capital francesa.
_ Muy bien_ contestó ella_. Saldré mañana por la mañana_ con eso ganaba tiempo como para pasar la noche con George, y organizar un poco más el viaje ya programado de antemano, pero con destino cambiado.
_ Excelente_ exclamó Molbrew_. Me pondré en contacto con la sede de la agencia en París para que los que están a cargo del caso te reciban mañana. Ellos te llevarán al departamento de la agencia en la ciudad.
_Oh, no será necesario_ replicó Scarlett_. Puedo ir al departamento de mi padre en París. Quizás alguien más necesite el departamento de la agencia, y no quisiera estorbar.
_ Como quieras_ Molbrew se encogió de hombros_. Pasa mañana temprano por aquí para darte los detalles de tus contactos.
_ Buenas noches, Roger_ dijo Scarlett poniéndose de pie.
_Cuídate, Scarlett_ contestó él guiñándole un ojo_. Nos vemos mañana.
Scarlett abandonó la oficina de Molbrew indudablemente contrariada. Por un lado, quería dedicarse por completo a pasar un tiempo con Matt, ya que hacía mucho que no pasaban un tiempo juntos, pero su instinto profesional le obligaba a encomendarse en cuerpo y alma a este caso, secuela del único caso que ella no había sido capaz de resolver.
Tratando de encontrara una manera de calmar su orgullo malherido desde esos asesinatos en Edimburg, Scarlett pasó un rato por su oficina para chequear su casilla de correo electrónico y los mensajes del teléfono.
Salió del edificio diez minutos más tarde y se detuvo a meditar su proceder. Resolvió pasar un segundo por la sede administrativa de las empresas de su padre, para darle a este el aviso de que dejaría la ciudad por unos días.
Caminó dos cuadras antes de sentir como su teléfono celular sonaba. Al ver el número de Matt en el identificador de llamadas, suspiró con resignación y se preparó para enfrentar el problema que seguramente su hermano le expondría para que ella le encontrara una solución.
_ ¿Qué pasa, Matt?_ preguntó abriendo el aparato.
_ Necesito que me hagas un favor_ la voz de Matt se oía nerviosa dentro del aparato_. Papá me invitó esta noche a un cóctel donde estarán presentes este socio suyo y su particular esposa. Necesito que vayas conmigo y no me dejes solo ni un solo segundo.
_ ¿Porqué no te excusaste con papá?_ preguntó ella para ganar tiempo para meditar sobre el dilema.
_ Sabes lo insistente que papá puede ser cuando se lo propone.
_ Muy bien_ dijo Scarlett resignada a sobrevivir a una velada repleta de hipocresía e intereses millonarios en compañía de los dos hombres que más amaba en el mundo después de George. Muy a su pesar, sonrió_, iré contigo.



El viento del Mediterráneo soplaba con fuerza sobre Valetta. La ciudad, con sus antiguos edificios, parecía sacada de un cuento medieval. La capital de Malta se detenía paulatinamente para que los trabajadores pudieran regresar a casa para almorzar, o comer en alguno de los múltiples restaurantes del centro.
John Hayes salió de su librería y cerró la puerta con llave, para regresar a casa a almorzar. Solamente dos cuadras lo separaban de su hogar, así que comenzó a caminar. Los edificios antiguos de su ciudad seguían llamándole fuertemente la atención. Amaba la ciudad, con sus antiguos fuertes y astilleros y puertos, con sus tradicionales habitantes que reunían las mejores cualidades de los pueblos que habían habitado Malta o que habían tenido alguna interacción con los habitantes de la isla.
Leales como árabes y pasionales como sicilianos, valientes como normandos y emprendedores como españoles, alegres como italianos y astutos como ingleses. Los malteses eran realmente un horno donde se mezclaban las razas que habían tenido dominio sobre el Mediterráneo, cuyo centro y corazón era aquel archipiélago de las islas de Malta, Comino y Gozo, comúnmente llamado Malta.
Las campanas de la iglesia que quedaba a pocas cuadras de ahí comenzaron a repicar para marcar la llegada de la una de la tarde. El cristianismo había sido la religión de la isla desde hacía muchos siglos, y especialmente desde 1530, año en que el rey de la España, Carlos V les entregó la isla a la orden militar cristiana conocida como Hermanos del Hospital de San Juan de Jerusalén o más recientemente Orden de los Caballeros de Rodas, nombre que les fue dado por su residencia en esa isla griega. Con su llegada a Malta, los caballeros pasaron a ser conocidos como Caballeros de Malta.
La orden, obligada desde 1113 a proteger a los cristianos de los “infieles” por el Papa Inocencio II, había controlado el archipiélago hasta 1798, cuando fueron expulsados por Napoleón, si bien habían regresado después de la independencia en 1964, cuando la isla dejó de pertenecerle a los herejes ingleses, que se la habían arrebatado al emperador francés.
Incluso durante su tiempo de ausencia, en que los caballeros residieron en Roma, contribuyeron enormemente a la cultura de los habitantes, cuya inquebrantable fe no había sido corrompida ni siquiera por 164 años de ocupación protestante. Pero no sólo habían contribuido en la religión del pueblo, sino también en la gran cantidad de edificaciones de estilo clásico, iglesias y fuertes para defenderse de los musulmanes.
Hayes recordaba mientras caminaba a casa la historia de los caballeros que su abuela le había contado. En el año 1565, luego de que las escuadras de los caballeros se hubieran hecho con incontables navíos y buques turcos, el sultán Solimán II había decidido tomar la isla con 165 barcos y unos 30000 hombres.
Los caballeros eran entonces liderados por Juan Parisot de la Valette, Gran Maestre de la orden desde 1557. Tras la heroica defensa de la capital por parte de un pequeño número de caballeros, que finalmente se rindieron el 23 de Junio, la Valette se puso al mando de sus caballeros y retomó la ciudad para obligar a las tropas turcas a reembarcarse rápidamente.
La Valette, que luego habría de frustrar otro intento de invasión por parte del sultán, fundaría la ciudad que lleva su nombre y que luego se convertiría en la capital. Además, se convertiría en el Gran Maestre más recordado y admirado en la heroica historia de la Orden y de la isla.
John Hayes estaba orgulloso de vivir en la isla, y se sentía tan maltés como pudiera haberlo sido cualquier otra persona de la ciudad. Su abuelo, Henry Hayes había sido oficial de las fuerzas inglesas residentes en Malta, por lo menos hasta 1964, año en que había renunciado al servicio de las fuerzas británicas para establecerse en la isla con su esposa nativa del lugar.
Su abuelo había sido entonces poseedor de varias casas en el centro de la ciudad que generalmente alquilaba, hasta que su hijo tomó el mando de la casa después de su muerte, cuando comenzó a utilizar las propiedades heredadas para distintos negocios.
Hayes abandonó los recónditos anaqueles de su memoria para darse cuenta de que había llegado a la puerta de su casa. La casa, de estilo antiguo como las demás que la rodeaban, le había sido regalada por su madre para establecerse dirigiendo la librería que su abuela materna había dirigido durante los años de su vida, y cuya propiedad era de su madre.

Mouli

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Mensaje  imobach Sáb Mayo 16, 2009 12:56 am

increible
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